Donar al Estado
Para escuchar el artículo, En la ficción de todos los géneros nos topamos con pinceladas de realidad. Si la obra en cuestión es realista, seguro que tales atisbos de realidad tienen un valor sociológico. Portada de la novela En Un pasaje al paraíso , novela de Michael Connelly, publicada en 1997, me llama la atención que en una comisaría " contestar el teléfono [era] una tarea que cumplía un voluntario del barrio " (p. 292), y que " la fotocopiadora había sido donada por una cadena de copisterías del centro. Dicha empresa llevaba el mantenimiento de forma regular " (p. 294). Ignoro si eso sigue vigente en los Estados Unidos, pero en mi país donar al Estado es casi inconcebible, y una vez propuesto sería tachado de ingenuo. Porque aquí, se dirá, si te prestas a desempeñar un servicio público no remunerado, lo más probable es que el sueldo que le has ahorrado al Estado acabe en los bolsillos equivocados. Además, ¿para qué dejarse llevar por el idealismo malsano, habi